Raffaele Testagrossa

Raffaele  Testagrossa es un italiano que decidió vivir en Las Tunas. Aquí le llaman el artesano del  vidrio. Trabaja cada obra rompiendo botellas y  mezclando colores.

Palabras escritas por el periodista Pastor Batista Valdés al presentar la exposición  Era de vidrio en marzo del 2010.

Maderas ( preciosas y precisas), metales puros y aleaciones, barro, mármol, hormigón, papel, fibras de origen vegetal y otros materiales o soportes donde a menudo cobra vida y figura la creación artística, hacen una reverencia esta vez ante el cristalino poder del vidrio.

Enmarcada en la tendencia del llamado Arte Pobre, Era de vidrio es  apenas la porción ahora visible del fantástico iceberg sumergido entre los sueños y ensueños de Raffaele Testagrossa: un ebanista que nunca imaginó llevar dentro de sí, en su nata Italia (Palermo, 1945) la sensibilidad, inspiración y talento que la realidad cubana ha elevado en él, con irresistible pasión, desde que llegó a esta tierra de paz… para quedarse.

Así, Mujer de Vidrio (primera obra, modelo en vivo, a cuatro manos con Yamilé Carralero Vento) hizo estallar en este autor el fino y paciente gusto por arropar de prismática piel y dar vida a los más insospechados objetos: auto Dodge-56 (su pieza más conocida), maletas, sombreros, guitarra, tumbadora, bongoes, acordeón, cinto, zapatos, juego de dominó, sillas… hasta la propuesta más reciente: conjunto integrado por un libro, mapa de Cuba, esfera del mundo y pluma que expresan el alcance universal de las Reflexiones escritas por Fidel.

Pareciera que la dura infancia (urgido de trabajar desde niño por ser el mayor entre sus nueve hermanos) postergó para un “lejano” lugar llamado Las Tunas la innata y hasta entonces “cristalizada” capacidad de Raffaele, no solo para re-producir arte sobre lo ya materialmente existente, sino también para crearlo “desde la nada”, bajo la fiebre de pinceles y espátulas inexistentes pero capaces de delinear imaginariamente, con clara referencia, una forma concreta, rica por demás en contenido.

Al lado de su Dodge-56 su pieza más conocida

Lo confirman también la expresión de su primer rostro (Maceo), la mirada de sus Che Guevara ( en cuadros de pared y en puertas del automóvil), aquel mural instalado en el hotel Deauville ( Ciudad de La Habana) o la decoración total de la habitación 218 en el Hotel Las Tunas: obras que donó íntegramente porque, como suele afirmar, “ no me dedico a crear para vender”

Punto fijo (y “focal”) en romerías holguineras; premiado en salones de la plástica tunera y presente en galerías de Torino (Italia), Raffaele invita a meditar, además, mediante  performances que develan el horror de guerras como la de Estados Unidos contra Irak, los peligros del mal hábito de fumar, el alcoholismo, la prevención frente al SIDA, la necesidad de preservar el medio ambiente…

Sea pues, Era de Vidrio la transparente posibilidad de acceder a una muestra rica en imaginación, donde por encima de consideraciones puramente técnicas estalla la rara y nunca tardía inspiración autodidacta de este hombre (profundo admirador de la naturaleza humana), quien dejó de ser vidrio en su propia existencia desde el afortunado día en que su pasado se “estrelló”, para bien, contra los aprehensivos valores de la realidad cubana.

Testagrossa revistió este pomo con polvo de vidrio y colores